Érase unos jóvenes que siempre habían deseado hacer un viaje a África y un día pensaron:
-Hermana, si siempre hemos querido hacer un viaje a África, ¿Por qué no lo hacemos ahora, hermana?
-Estás mal de la cabeza, ahí hay mucha pobreza.
- Ya lo sé hermana, pero si siempre hemos querido hacer un viaje a África, lo tendremos que hacer.
Se hizo de noche y el hermano no sabía como convencer a su hermana. Al siguiente día le dijo el hermano a su hermana:
-Hermana, si no vas tú, voy yo, - y la hermana le dijo a su hermano:
-Hermano, iré yo también, pero tenemos que ir preparados.
-El viernes vamos, dijo el hermano.
-Vale.
Empezaron a hacer las maletas y llegó el día. Ellos nunca habían ido en avión. Era su primera vez. Lo pasaron fatal hasta que llegaron a África. No creían que iba a hacer tanto calor, no vinieron preparados.
Cuando llegaron vieron, que como dijeron, había demasiada pobreza y conocieron a una anciana que parecía muy maja. No había comido en dos semanas. Tenía muchísima hambre. Cuando la anciana estaba dormida dijo el hermano a la hermana:
-Esta anciana parece muy buena pero también está muy mala y he planeado un plan. La próxima noche iremos al castillo del Rey Abraham. Allí en el castillo supongo que todo el mundo estará dormido. Iremos, les cogeremos comida y nos iremos corriendo.
-¡Trato hecho! ¡Síiii!
Llegó la noche, fueron al castillo y el suelo era de madera. Tenían unas botas que sonaban demasiado y se desspertó un criado y se lo dijo al rey. Fue el Rey corriendo al comedor y allí estaban los dos. Dieron un chillido y dijo el Rey:
-¡Cómo os llamáis? El chico dijo:
-Yo me llamo Manuel y mi hermana Manuela.
-Bueno, ¡y qué queréis?
-Que nos des comida para una amiga nuestra.
-¡ah!, pues venís a tiempo. El cocinero se equivocó e hizo el doble de comida. Tomad. Queremos que también le deis a todos los pobres, ¿Trato hecho?
-¡Síii!
Manuel y Manuela le dieron comida a la anciana y se volvieron a Madrid.
Ahora viajaban por el mundo a ayudar a gente.
Y colorín colorado este viaje tan largo se ha acabado.
-Hermana, si siempre hemos querido hacer un viaje a África, ¿Por qué no lo hacemos ahora, hermana?
-Estás mal de la cabeza, ahí hay mucha pobreza.
- Ya lo sé hermana, pero si siempre hemos querido hacer un viaje a África, lo tendremos que hacer.
Se hizo de noche y el hermano no sabía como convencer a su hermana. Al siguiente día le dijo el hermano a su hermana:
-Hermana, si no vas tú, voy yo, - y la hermana le dijo a su hermano:
-Hermano, iré yo también, pero tenemos que ir preparados.
-El viernes vamos, dijo el hermano.
-Vale.
Empezaron a hacer las maletas y llegó el día. Ellos nunca habían ido en avión. Era su primera vez. Lo pasaron fatal hasta que llegaron a África. No creían que iba a hacer tanto calor, no vinieron preparados.
Cuando llegaron vieron, que como dijeron, había demasiada pobreza y conocieron a una anciana que parecía muy maja. No había comido en dos semanas. Tenía muchísima hambre. Cuando la anciana estaba dormida dijo el hermano a la hermana:
-Esta anciana parece muy buena pero también está muy mala y he planeado un plan. La próxima noche iremos al castillo del Rey Abraham. Allí en el castillo supongo que todo el mundo estará dormido. Iremos, les cogeremos comida y nos iremos corriendo.
-¡Trato hecho! ¡Síiii!
Llegó la noche, fueron al castillo y el suelo era de madera. Tenían unas botas que sonaban demasiado y se desspertó un criado y se lo dijo al rey. Fue el Rey corriendo al comedor y allí estaban los dos. Dieron un chillido y dijo el Rey:
-¡Cómo os llamáis? El chico dijo:
-Yo me llamo Manuel y mi hermana Manuela.
-Bueno, ¡y qué queréis?
-Que nos des comida para una amiga nuestra.
-¡ah!, pues venís a tiempo. El cocinero se equivocó e hizo el doble de comida. Tomad. Queremos que también le deis a todos los pobres, ¿Trato hecho?
-¡Síii!
Manuel y Manuela le dieron comida a la anciana y se volvieron a Madrid.
Ahora viajaban por el mundo a ayudar a gente.
Y colorín colorado este viaje tan largo se ha acabado.
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