Había una vez un murciélago parlanchín, el murciélago se llamaba Espiro y le encantaba la música de todos los tipos. Un día Espiro estaba oyendo LA OREJA DE VAN GOGH, un niño oyó la música y a Espiro cantar. El niño dijo:
-¿Qué suena?
Se acercó al árbol donde vivía el murciélago y vio a Espiro, el niño empezó a tirar piedras y la madre del niño dijo que parara de tirar piedaras. El pobre murciélago estaba asustado y se desmayó. Cuando se despertó estaba en las manos de un niño. El niño se quería quedar con Espiro y el murciélago también. Entonces se lo quedó.
Cuando llegaron a casa el niño le hizo una casita de cristal con su camita, su mesa de estudio, su sillita, sus juguetes y su armario de guardar la ropa. Pero el murciélago estaba enamorado de una murciélaga que se llamaba Marina. A Marina le gustaba Espiro y cuando se enteró Espiro que Marina iba por él se tiró de los pelos de ilusión. Entonces fueron novios, Espiro preguntó al niño que si podía Marina vivir con ellos y dijo que sí.
Pasado el tiempo tuvieron hijos y fueron felices y comieron perdices.
Y COLORÍN COLARADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO.
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