Los más jóvenes puede que no hayan bebido jamás de un botijo, pero la mayoría de nosotros ha bebido de alguno e incluso posee uno en casa, ya que es un elemento típico de la cultura española, especialmente por el sur de nuestro país.
Este dispositivo representa una de las obras de ingeniería más simples y efectivas, ya que sin ningún tipo de aporte de energía es capaz de enfriar el líquido que se encuentra en su interior.
Para que os hagáis una idea de su potencial, si dejamos el botijo colocado en una temperatura ambiente de unos 30 grados centígrados, es capaz de enfriar el agua de su interior hasta 10 grados. De hecho, enfría la temperatura con cierta velocidad ya que normalmente es capaz de disminuir estos 10 grados en menos de una hora. Veamos cómo funciona.
Un botijo es un recipiente de arcilla cuyo objetivo es almacenar agua y enfriarla. El orgien de este término se remonta a los romanos, que lo denominaban “buttis”. Actualmente suele recibir diferentes nombres en función de la localidad: en Andalucía se conoce como “búcaro”, en Cataluña como “càntir”, etc.
Podéis ver este fenómeno en cualquier botijo que esté lleno de agua.Un botijo es un recipiente de arcilla cuyo objetivo es almacenar agua y enfriarla. El orgien de este término se remonta a los romanos, que lo denominaban “buttis”. Actualmente suele recibir diferentes nombres en función de la localidad: en Andalucía se conoce como “búcaro”, en Cataluña como “càntir”, etc.
Se utiliza la arcilla porque el funcionamiento del botijo se basa en la porosidad de su superficie. Es decir, el material no está totalmente cerrado y el agua de su interior puede salir a la superficie. Este efecto se conoce normalmente como sudar, ya que literalmente parece que el botijo suda el agua de su interior y se enfría.
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